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jueves, 27 de septiembre de 2012

La magia impecable de las siete notas de 'Sonrisas y lágrimas, el musical'

Sonrisas y lágrimas, el musical llega a Madrid
El elenco al completo de 'Sonrisas y lágrimas, el musical'
Hacer un gran musical es un reto y más en los tiempos que corren. Trasladar un clásico con el que hemos crecido (y cantado) muchas generaciones a este formato y hacerlo creíble sin necesidad de tener presente la película, otro mucho mayor. Y en ambos aprueba y con nota Sonrisas y lágrimas, el musical

Esta gran producción familiar sorprende: por una puesta en escena soberbia, una historia creíble que nos recuerda a la película pero se diferencia sin chirriar de ella dando más protagonismo a la parte interpretativa y reforzando el trasfondo histórico y, sobre todo, por la excelente factura técnica de todo el elenco. Por encima de una escenografía espectacular sobresalen unas voces impecables. Todas. Y entre ellas, soberbias Silvia Luchetii (María), Noemí Mazoy (la Madre Abadesa) y Carlos Hipólito (el capitán Von Trapp), al que descubrimos sus dotes musicales en Follies y que sigue sorprendiéndonos en este papel.

El auténtico mérito de Sonrisas y lágrimas, el musical está en borrar prácticamente la película de la cabeza del espectador y emocionarle como si fuera la primera vez que escucha la historia de la familia Von Trapp. Lo logra. Traspasa el teatro, consigue la complicidad del patio de butacas, que ayer en el preestreno terminó en pie cantando el mítico Do, Re, Mi en una especie de comunión con los actores, y arranca esa sonrisa que te hace volver a casa tarareando sus archiconocidos temas. Debe ser la magia de esas siete notas.

Las monjas cobran más peso en esta versión teatral. 
El espectáculo arranca en la abadía donde María es novicia con unos solos cautivadores de Noelia Mazoy (la Madre Abadesa) y unas monjas que en esta versión teatral cobran mucho más peso y tienen  un cariz cómico muy bien traído. Si la apertura te clava al asiento, más lo hace aún la interpretación de Silvia Luchetti de ese Sonrisas y lágrimas con el que nos presenta a María en sus montañas austriacas. No esperen ver un calco de la película. Las canciones tienen pequeñas variaciones, prácticamente imperceptibles y traídas "al siglo XXI pero respetando los valores originales" excepto el Do, Re, Mi -"aquí era imposible", aseguró el director del montaje Jaime Azpilicueta en la presentación del musical- y donde hay más variaciones es en temas que cambian de escena. Y consiguen que sea de forma muy natural, como ese deliciosamente cursi Cosas que me hacen feliz (y con el que ya empieza a instalarse en el patio de butacas el gusanillo de cantar) que aquí interpretan de forma magistral María y la Madre Abadesa, el Do, Re, Mi que canta María junto a los niños en la casa del capitán Von Trapp o el No funcionará, porque aquí canta también la baronesa (Loreto Valverde) y el tío Max (Jorge Lucas). Lo único que puede llegar a chirriar es que en el episodio de la tormenta María cante a los niños el Pastor de ovejas, canción que en la película conocemos por los títeres que representan los pequeños para la baronesa. 

Silvia Luchetti hace suya a María.
Pero hablábamos de María. Silvia Luchetti no lucha contra la versión de Julie Andrews sino que se une a ella, la hace suya y matiza magistralmente a esta María dulce y entregada pero también luchadora. La voz es perfecta, sin más que añadir, y su generosidad en el escenario con el resto del reparto hace más grande al musical. Al igual que la complicidad Luchetti e Hipólito gracias a quienes vemos y escuchamos ese amor romántico y familiar.

Momento del 'Adiós'.
Y es que todo el elenco brilla y canta bien. Hay que destacar a los niños. Deliciosos desde los más pequeños Kurt, Marta y la lindísima Gretl (con cuatro relevos en cada ciudad que van rotando) hasta los fijos Brigitta (María Osuna), Louisa (Marta Ibáñez), Friedrich (Jorge Galaz) y Liesl (Yolanda García, un talento con mucho recorrido al que tener en cuenta). 

Otro acierto es el mayor protagonismo de la trama histórica. La ocupación austriaca de los nazis va cogiendo forma durante toda la representación para terminar apabullándonos en las escenas finales,  especialmente en ese festival de música organizado por el Ministerio de Educación y Cultural del Tercer Reich en el que canta toda la familia antes de huir y que convierte el escenario en un segundo en un reducto nazi. Momento en el cobra más peso y significado la sentimental interpretación de Edelweiss de Carlos Hipólito 

Hipólito y Luchatti en un momento del musical.
Casi tres horas de representación para disfrutar -quizás un pelín larga para los niños más pequeños- que merecen la pena. Es el musical del año en Madrid. La producción más grande que se ha hecho y girado por España, según constataron sus productores. Y las cifras lo avalan: 200.000 espectadores durante la gira, una inversión de tres millones de euros, 22 cambios de escenografías creadas ex profeso para el Teatro Coliseum y 150 trajes. Sonrisas y lágrimas continúa, de este modo, en Madrid sus 50 años ininterrumpidos sobre las tablas de todo el mundo sumando espectadores a esos más 45 millones que ya se han dejado atrapar por esta obra que se estrenó en Broadway en 1959, con música y letra de Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II basada en la historia real de los Von Trapp, y después, en 1965, se convirtió en película. 



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Dónde: Teatro Coliseum. Gran Vía, 78 [Plaza de España] 915 42 30 35
Cuándo: A partir del 27 de septiembre. Martes, miércoles y jueves a las 20.30, viernes y sábado a las 18.00 y 22.00 y domingos a las 17.00. Estará en cartel toda la temporada. Público familiar.
Cuánto: De 19,90 a 99,90 euros.
Información en www.sonrisasylagrimas.com